viernes, mayo 16, 2014

SIEMPRE SE VAN LOS MEJORES



Ayer por la tarde se murió mi gato Mosquito.
Qué mierda.
Aunque el manual de instrucciones de los seres vivos -animales y personas- da por descontado que sabemos eso, que la fecha de duración es limitada, uno no se acuerda de ello hasta que pasa.
Este pequeño suceso se cargó unos conatos de resiliencia que de por sí ya eran minúsculos ( lo siento, Clay), y luego he pasado la noche de trabajo en plan depre total. Después he dormido dos horas y ¡a las diez de la mañana! me he ido a buscar un sitio adecuado donde enterrar a mi compañero de estos últimos años.
Entre la falta de sueño y el día ventoso y frío pero resplandeciente que me aguardaba ahí afuera, he literalmente flipado cuando he empezado a subir el monte de detrás de mi casa con mi amigo al hombro...




No valía cualquier sitio.
Para empezar, tenía que ser fácil excavar, claro, porque a falta de pala llevaba nada más una cuchara de acero inoxidable. Luego tenía que estar apartado de los circuitos de tránsito habituales, frecuentados por humanos ruidosos y perros hijoputas que pudieran sentir la tentación de ponerse a escarbar al oler a bicho muerto...


He andado mucho, por vericuetos cada vez más retorcidos y apartados, zombi total, con el gato muerto en la mochila y la cuchara en una mano busca que te busca, cada vez más lejos de la civilización, cada vez más volao de la cabeza por el exceso de luz y de color verde y el mareo ese que te da el echarte a la calle sin dormir...



...hasta que por fin he mirado alrededor, he pisado un suelo mullido y oscuro y al levantar la vista...


...ví que era el lugar. 
Y así ha sido. Si subes al monte que hay tras mi casa y consigues llegar, verás un montoncito de piedras que dan fe de que todo esto es cierto y que hay "algo" o alguien que descansa ahí.

Querido gato Mosquito, espero que exista un cielo para gatos con prados llenos de ratones de goma con los que jugar y lagos llenos de sardinas en escabeche que puedas mascar a dos carrillos. 
Y que allí te esté esperando la gata Sombrita ( que como la hemos extrañao, uff, ¿verdad? ) y juntos pongais los relojes a cero para siempre jamás.

Ahora toca poner una canción un poco de llorar, darle al "Publicar" y en un momento vas a ser un gato universal a la altura de las grandes estrellas.

Y yo me quedaré aquí siguiendo con la vida y echándote un poco de menos...